Hoy vamos a hablar de Blender. ¿Qué es Blender? Para aquellos que no estén familiarizados con este software, Blender es un programa de diseño, animación y modelado 3D con motores de físicas e iluminaciones en tiempo real.
Es utilizado por millones de personas alrededor del mundo, y se puede utilizar para producir escenas como esta:

A través de esta interfaz:


Cada silla, cada pared —incluso las lámparas— fueron creados a través de un simple cubo. Un cubo que se puede eliminar, recortar, agrandar, achicar e incluso ampliar mas allá de los cuatro bordes fundamentales. Pero no solo del cubo vive el mundo, y es por eso por lo que se incluyen otras formas como planos, círculos, esferas, cilindros, conos e incluso donas. No importa que tengas en mente, Blender te permite crear desde salones de un colegio, hasta gatos y robots.
Blender pone a disposición de cualquier persona un increíble arsenal de herramientas para crear animaciones e ilustraciones al nivel de Pixar o DreamWorks, siendo la capacidad del usuario la única limitación del programa. Si eres hábil, tu animación puede tener una iluminación creíble, sonidos realistas, e incluso la post-edición puede hacerse dentro del mismo programa. Hasta los storyboards (o bocetos) que necesites pintar pueden hacerse dentro del mismo programa, solo tienes que entrar al modo de storyboard.


Y quiero detenerme en el tema de las limitaciones, porque Blender no tiene ninguna. En lo absoluto: existen muchos programas que compiten en este espacio, como 3DS Max de Autodesk, SketchUp de Trimble, y Cinema 4D de Maxon, que ofrecen las mismas funciones que Blender (a veces en productos separados, como es el caso de 3DS Max para modelado y Maya para animación, ambos de Autodesk) pero que tienen algo en común: son de pago. Sus licencias son propietarias y cuestan dolares. En un país como la argentina esto es inviable, especialmente para un amateur. Incluso puede requerir una gran computadora para renderizar un simple cubo.
Blender, en cambio, es gratuito y de código abierto, publicado bajo la licencia GNU GPL que permite que cualquiera pueda instalarlo, utilizarlo, redistribuirlo y hasta desarmarlo de su código. De más está decir que, gracias a esta licencia, Blender Foundation no pierde tiempo en programar costosos mecanismos de activación en línea.
Además de ser gratis, Blender es eficiente en el uso de recursos que puede instalarse hasta en una notebook de hace 10 años. Aunque no puedo prometer que la notebook viva luego de renderizar una escena con mucha iluminación. Créeme, así quemé una computadora marca PC CHIPS; pero con otro programa, ya que la temperatura es un problema típico de cualquier aplicación 3D, no importa de qué empresa venga.

Ahora… ¿qué tan fácil de usar es Blender? Blender solía ser un programa innecesariamente distinto, complejo, que ha mejorado con el tiempo, pero que en su momento supo ser de lo peor. Y es que Blender, desde su concepción, nació distinto: empezó como un programa propietario, pero al corto tiempo los desarrolladores lo liberaron al público. Esta filosofía de ser distinto tiene sus ventajas, pero también acarrea consigo unas cuantas desventajas, que se hicieron evidentes hasta la versión 2.79b.
Yo, por ejemplo, venía de Cinema 4D: el programa de Maxon que era fácil de usar, pero que, al ser de pago, no podía actualizarse sin perder la licencia. Esto era un problema, porque cada nueva versión contenía funciones y herramientas que podían ser útiles, además de asegurarme de que continuaría funcionando bien y sin problemas de seguridad en el sistema operativo. Actualizar estaba fuera de discusión, pues, como todo adolescente argentino, no tenía un peso en el bolsillo. Es ahí donde entra Blender: un programa gratuito, tentador, y que parecía tener buena reputación.
Decidí descargar y darle una oportunidad al programa. Y vaya que le di oportunidades: cada intento de armar algo se hacía frustrante, así que lo cerraba y volvía a Cinema 4D, o me pasaba la vida viendo tutoriales sobre cómo hacer X o Y. La interfaz era un verdadero infierno: los desarrolladores y la comunidad estaban muy acostumbrados a ser distintos, por lo que aquellos que vinieran de otro programa debian olvidarse de lo que conocían para aprenderse las mañas exclusivas de Blender.
Por ejemplo, lo que en cualquier programa serían Layers (capas) en Blender eran veinte cuadraditos en la parte inferior de la pantalla. Y los objetos no seleccionan con el botón el botón izquierdo del ratón, no, ese era el botón del Cursor 3D. Acá la forma correcta de seleccionar un objeto era con el botón derecho del ratón, lo que en cualquier otro programa sería un menú contextual. Y eso no es todo: por defecto, Blender venia activado con el modo Blender Renderer, un motor obsoleto que ya no tenia la capacidad de producir nada moderno. El verdadero motor, Cycles, debía ser activado manualmente. Si tenés un producto que era superior, ¿por qué el programa venia activado con el motor obsoleto?
Aún con el motor de renderizado en modo Cycles, no ibas a poder dominar a la bestia sin que Andrew Price, de BlenderGuru, te enseñe como realizar una “dona”.

Sé que estoy sonando negativo (y no te culpo si te hace pensar mal del programa), pero con suficiente practica logré dominarlo, al punto de que ya no quiero ni cerca de Cinema 4D. Y es que existe una flexibilidad, un control tan grande con Blender, que cuando logras ser “uno” con la interfaz descubres un mundo que antes se sentía limitado; como es el caso de los nodos y shaders, una función difícil de entender al principio, pero que luego permite un gran control sobre la apariencia de un objeto. Aprender a usar Blender fue difícil, pero, al final del día, el esfuerzo valió la pena.
Casi como coincidencia, al tiempo que lograba dominar Blender, los desarrolladores lanzaban la versión 2.8, que tomaba en cuenta los problemas del programa y la usabilidad. ¡Y qué pedazo de programa que es ahora! Todos los problemas que mencioné se fueron solucionando: los veinte botones que eran capas ahora son Collections y funcionan igual que en cualquier otro programa, el “Cursor 3D” ya casi no existe (por lo que el mouse se comporta como debería) y el motor por defecto es Eevee (sí, como el nombre de un Pokémon), que es el sucesor de Blender Renderer, capaz de producir una escena en tiempo real y no es tam pesado como Cycles, que también ha mejorado.
El programa ha mejorado tanto que lo que conté en párrafos anteriores podría archivarse como una simple anécdota de autosuperación, y nunca ha sido mejor momento que este para aprender a usar Blender. O darle una segunda oportunidad, si es que te asustó a la primera vez. Blender tiene un potencial ilimitado y puede ayudarte a conseguir una carrera en el mundo audiovisual. O puede ayudarte a modelar tu casa. También te puede hacer tostadas, solo que estas no las podrás comer.
Si yo lo aprendí a usar, vos también podes.